Al fin llegó el día de abrir nuestro restaurante a nuestros padres. Emocionados, nerviosos, preocupados, impacientes... Hasta que llegó la hora, fue todo un cúmulo de emociones diversas.
Y cuando llegó la hora, todo eran nervios, pero a pesar de todo, lo hicieron ¡genial! Hubo que hacer sorteo para repartir tareas de "Cocineros" y "Camareros", y cada uno estaba en su puesto. La clase, aunque es espaciosa, debido a la gran participación de los padres, no había mucho lugar para moverse. Vuestros hijos agradecieron vuestra presencia, y me alegré mucho de que todos los niños tuvieran a alguien de su familia acompañándole en este día. Es bueno es estar juntos en este hacer camino en su educación. Ellos nunca lo olvidarán.
Lástima de falta de tiempo... ¡no pudisteis degustar nuestros riquísimos postres! Espero que, ahora que ya aprendieron a hacerlos, los preparéis juntos en casa.
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